PRIMERA APARICIÓN DEL DIVINO NIÑO JESÚS EN LA HOSTIA CONSAGRADA (2 JUNIO DE 1649)
Fray Diego de Córdova, de la Regular Observancia de nuestro Padre San Francisco, Padre de esta Santa Provincia de los doce apóstoles de Lima y cronistas de todas las del Perú, me presento ante Ud. Padre en la vía u formas quien de derecho puedo y digo que en este Chasque de Quito y llanos de Zaña y Trujillo consta de la declaración de muchos testigos jurados: que el miércoles dos de Junio del presente año de mil seiscientos cuarentainueve, un día antes de la Corpus, en el pueblo de la Magdalena de Eten, habiéndose dicho las vísperas con gran solemnidad y descubierto el Santísimo Sacramento y colocada en su Custodia sobre el Sagrario; al tiempo que el padre predicador Fray Jerónimo de Silva Manrique, religioso de nuestra Orden, cura y vicario de dicho pueblo, subió al altar Mayor para guardar la Custodia en el Sagrario, aparición visible en la misma Hostia consagrada una figura del Niño muy hermoso de medio cuerpo para arriba, que distintamente fue visto por dicho padre Vicario y de todo el pueblo que estaba congregado en la iglesia; el Niño estaba vestido con una vestimenta como morada, siendo el círculo de la Hostia muy blanco de manera que había distinción de un color a otro y los cabellos tenía partidos por la frente, la mitad de un lado y la mitad de otro, rubios, que le llegaban cerca de los hombros, la cara y carnes de cuerpo humanos, que hacía distinción de la hostia.
Todo lo cual fue visto clara y distintamente de todo el pueblo, hombres y mujeres, que movidos de devoción y gozo espiritual, las rodillas en tierra, daban gritos y voces, derramando muchas lágrimas, pidiendo misericordia al Señor y dando las gracias que se hubiese dignado visitarles con tantas demostraciones.
Los músicos cantaban y tocaban las chirimías y trompetas y repicaban las campanas y todos aquellos de los alrededores y los pueblos se han llenado de alegría y gozo con deseos y afectos a la mayor veneración al Santísimo Sacramento; y a todas las partes ha llegado la fama de tan grande maravilla.
Una firma de Fray Diego Córdova.
Escribe el padre Guardián del convento de San Francisco de Zaña Fray Diego de Albarrazín que en el pueblo de la Magdalena de Eten advirtió, no sin mucha ternura, que toda la gente del pueblo junto al a Misa Mayor, al tiempo de alzar la hostia consagrada y el cáliz, a voz entonada, con gran concierto y armonía sonora, pequeños y grandes, contaban el acto siguiente:
Viva fe que confiesa
el altísimo Misterio
en que Cristo nos dejó
su divina Sangre y Cuerpo.
Y que en la Virgen María
tomó nuestra carne el Verbo,
que con el Divino Espíritu
Y dios Padre, es Dios Eterno
El cual vi en estampa de la iglesia y siempre lo cantan en los tiempos que rezan la Doctrina y cuando en la Misa el sacerdote alza el santísimo; y que esta santa costumbre comenzó en dicho pueblo desde que en la ciudad de Lima, el Ilustrísimo señor Arzobispo Don Pedro de Villagómez celebró a 25 de marzo de este presente año de 1649 aquella majestuosa fiesta al Santísimo Sacramento con misa y posesión general, en desagravio del suceso en Quito, en que Nuestro Señor fue ultrajado en el Divino Sacramento, con infinita paciencia que tuvo por su invencible clemencia, pues no faltó poder para el castigo sino sobró bondad para tolerarlo.
Y Dios Nuestro Señor, que como canta el Profeta Rey, se vale de la alabanza de los pequeños contra sus enemigos, sin duda premió este celo de los moradores de Eten, mostrándoseles visibles en la Sagrada Hostia, haciendo de su fe y alabanza poderosas armas para confundir al soberbio hereje, y perverso hebreo; que ciegos niegan la presencia real y verdadera de Cristo nuestro Salvador en la hostia consagrada.SEGUNDA APARICIÓN DEL DIVINO NIÑO JESÚS EN LA HOSTIA CONSAGRADA (22 JULIO 1649)
SEGUNDA APARICIÓN EN LA HOSTIA CONSAGRADA
Después de haber constado por dicha información verídica que la otra aparición del señor en la Hostia Consagrada fue real y verdadera, el Padre Presidente del convento de Chiclayo Fray Marcos López, habiendo ido a dicho pueblo de Eten a celebrar la fiesta de la Magdalena veintidós de Julio del año de mil seiscientos cuarentainueve, el dicho Padre Presidente, después de la procesión, curioso y deseoso de certificar por su persona de la maravilla pasada, llamó a los padres predicadores Fray Jerónimo de Silva Manrique, Fray Tomás de Reluz y Fray Antonio Crespo y los llevó a la iglesia, la cual estaba cerrada y las ventanas también, y entre los cuatro abrieron el sagrario y sacaron al Santísimo Sacramento y lo colocaron sobre un sitial con las mismas velas encendidas que siempre había tenido y al mismo instante, apareció por segunda vez un niño como de media talla de bulto, que parecía de carne y que salía casi fuera de la hostia, el cabello lo tenía partido y de la frente hasta las orejas liso y de allí para abajo está crespo, haciendo dos o tres ondas, y que la distinción del hombro era notable, porque el cabello que caía por delante no cubría el de atrás y así se divisaban ambos hombros, los cuales estaban cubiertos con una túnica morada como de tafetán tornasol y llegaba dicha túnica cerca de la garganta y que debajo parecía tener una camisa de lienzo que hacía distinción de pecho, la cual no remata abajo sino a la mitas del pecho con camiseta de indio natural.
TERCERA APARICIÓN DE LOS CORAZONES ENTRELAZADOS EN LA HOSTIA CONSAGRADA
TERCERA APARICIÓN EN LA HOSTIA CONSAGRADA
Dudaron al principio los religiosos de la formación de la cara, porque solo aparecían los cabellos hasta que advirtieron que tenía el rostro envuelto y torcido hacia el lado de la epístola y los religiosos estaban al del Evangelio; les causó tristeza la postura del rostro. Bajaron temerosos al Santísimo Sacramento al plano del altar y al punto aparecieron en la hostia tres corazones blancos unidos entre sí. Sólo dudan los herejes de la real existencia de Nuestro Señor en la Hostia Consagrada y hasta totalmente la negan y Dios nuestro Señor que nada obra acaso hizo esto con particularidad providencia para sus altos fines, pues era muy importante para la de los indios confirmarse más ella y en especial en este Divino Misterio del Santísimo Sacramento del altar y de nuestra sagrada religión.
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